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Podría haber sido una historia mas de esterilización de gatitos de la calle, imprescindible para evitar futuras camadas indeseadas, pero supuso una necesidad de entender las distintas necesidades de cada uno de ellos.

Tres gatitos deambulaban por un barrio buscando comida, afortunadamente una señora de edad avanzada se apiadó de ellos. Diariamente les alimentaba, y tras la comida apareció también la madre. Los medios económicos de su bienhechora no eran suficientes para alimentación, esterilización y control veterinario. Pidió ayuda a Fundación Acuai y se decidió intervenir. El resultado está siendo que dos de ellos solo piden cariño de las personas, sin embargo los otros dos pedían “a gritos” volver a la calle pues ese era ya su hogar”, y así se ha respetado. Después de haber sido esterilizados e identificados como animales que han sido controlados mediante la marca en su oreja, han sido devueltos a su entorno, y los otros dos están en acogida esperando un hogar tan amoroso como lo son ellos.